¿Puede ser uno más uno igual a uno?
Fui a ver La mujer que cantaba (Incendies) por sugerencia de @heyalvaro. Una película canadiense, adaptación de la obra de Wajdi Mouawad, un escritor canadiense de origen libanés. La trama es simple. En algún lugar de Canadá, los gemelos Jeanne y Simón Marwan se reunen con un abogado para escuchar el testamento de su recién fallecida madre Nawal Marwan. En su última voluntad la madre exige ser enterrada en la deshonra y sin lápida. Luego encomienda una misión a cada gemelo. A Jeanne le pide que busque a su padre y le entregue un sobre, un padre que hasta ese momento daban por muerto. A Simón le pide que busque a su hermano y también le entregue otro sobre, un hermano que hasta ese momento ignoraban de su existencia. Solo después de eso se podrá colocar una lápida con el nombre de Nawal en su tumba.
Jeanne, con mínimos elementos emprende la búsqueda de su padre y la tarea la lleva de regreso a Medio Oriente y a los lugares que visitó su madre. A la par de la investigación el filme nos comienza a contar la historia de Nawal Marwan, así que mientras una historia se cuenta de atrás para adelante descifrando el pasado de la madre, la otra va en sentido contrario contándonos desde sus orígenes y sabes que en algún punto las dos líneas se unirán. La insistencia de su hermana y los descubrimientos obligarán a Simón, quien al principio se rehusa a hacer su parte, a iniciar la búsqueda de su hermano. Poco a poco la historia de Nawal se desvela y las piezas comienzan a cobrar sentido. Si el relato es impactante, el final aún lo supera con creces. La historia resulta ser una obra PERFECTA. Ese día salí impactado y enamorado de la película.
Hay escenas fuertes, en especial la parte de la guerrilla y no olvidaré una en particular donde acribillan un autobús y lo incendian con civiles adentro. En esa escena a Nawal se le concede huir y ella intenta salvar una niña. La niña se le suelta de las manos y corre al cuerpo inerte su madre fallecida dentro del autobus. Mientras corre, un militar le dispara y la niña se desploma a unos pasos del autobús. El impacto de la escena es brutal. Pero aún así es sobresaliente que el mayor peso de la película no esté basado por sus crudas escenas sino por la historia misma. No por nada ha gozado de reconocimiento internacional y estuvo a poco de llevarse el Oscar como Mejor Película Extranjera.
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Casi un mes después de verla en el cine me enteré que Diego Luna había traído la obra a México bajo la dirección de Hugo Arrevillaga y que se presentaba en el Foro Shakespeare. Estaba entusiasmado de verla y por fin lo conseguí este fin de semana. Iba un poco incrédulo porque no me imaginaba como una historia con tantos lugares y situaciones (Canada, Medio Oriente, una zona de guerra, prisiones, etc) podía ser llevada a un teatro de mediano tamaño y con muchos menos recursos. ¿Sería capaz de ofrecer el mismo efecto que una película?
El auditorio del Foro Shakespeare se adaptó para tener gradas a los dos lados dejando el escenario al centro. Una sencilla escenografía compuesta de varias mesas se convierte en momentos lo mismo que un sendero tosco de bloques de madera, el piso de una casa, un escritorio. Arriba una una hilera de lamparas ilumina el escenario. En momentos las columnas y el recinto de madera dan la sensación de estar en un edificio japonés.
La historia es en esencia la misma y de hecho me parece que la obra de teatro se apega más a la historia original de Mouawad. Aunque hay marcadas diferencias entre la película y la historia (lo que realmente hace que valga la pena ver ambas) el argumento y los personajes principales se conservan.
La obra de dos horas y media de duración sin intermedios requiere de algo de paciencia, pero es fácil engancharse. La parca escenografía se compensa enormemente con las grandes actuaciones y la riqueza de los diálogos, muchos de ellos casi poesía y llenos de enormes enseñanzas. La actuación de Karina Gidi como Nawal es increíble. Se involucra tanto en su personaje que al final es Nawal misma. Para ese momento del final prácticamente todos estamos involucrados. Se puede sentir en la atmósfera, los personajes están llorando y mucha gente presente también. Es una catarsis colectiva. Creo que nunca había visto algo así.
¿Qué tiene esta obra que la hace tan poderosa? Creo que por donde la vean toca demasiadas fibras humanas. Cada que la analizo y la discuto con alguien más descubro que cada uno nos identificamos con ella de muchas maneras: el amor de una madre, la amistad, la superación, el primer amor, las represiones, la necesidad del perdón, el rencor que guardamos con los enemigos o con los padres, la búsqueda de nuestra identidad en el pasado. Hay demasiado de dónde escoger.
Pero para mi el mayor mensaje que desde que vi la película se me hizo tan hermoso se centra en el perdón y el amor como las mejores armas contra el odio. Ese odio que cada día se apodera más de nuestras sociedades. No importa lo mal que la vida u otras personas nos hayan tratado siempre tendremos la opción de elegir y siempre podremos elegir no odiar. Elegirlo no es fácil, pero cuando alguien lo hace cambia toda la configuración de universo. Es ir contra todo lo establecido y es romper con un círculo vicioso. Hay que romper con el círculo interminable del odio que no lleva a nada. Hoy más que nunca necesitamos de ello a todos los niveles: familia, sociedad, naciones.
En verdad, si tienen oportunidad, les dejo de tarea que vean la película o vean la obra. La película con suerte quizá llegue para ser rentada. Yo es un hecho que buscaré conseguirla. Si no, creo que en este caso aún verla en algún torrent será justificable. La obra, si están en el DF, se presentará en el Foro Shakespeare hasta el 2 de octubre de 2011. Es una lástima que esté tan poco tiempo, pero si tienen intención de ir, no se demoren. Los boletos casi siempre se agotan. Y si gustan compartir su opinión ya saben que es más que bienvenida.


