Coronavirus y crisis 2

Divagaciones varias y desordenadas del tema del momento, parte 2.

Acelerar la investigación.

Este lamentable episodio ha revelado un tremendo hueco en la humanidad que la esta obligando a trabajar a marchas forzadas. Se ha comentado de las palabras de Bill Gates en 2015 sobre lo poco preparados que estábamos para enfrenar una catástrofe global como esta. También se le ha comparado a vivir un tiempo de guerra, no entre naciones, sino contra otro tipo de enemigo mucho más astuto. Si analizamos la historia, la combinación de estos ingredientes parece ser cultivo de grandes avances científicos y tecnológicos. Por eso quiero creer que este momento contribuirá a un avance significativo en el campo de la virología que nos lleve no solo a conseguir una vacuna, sino también a resolver otras enfermedades aún incurables y encontrar formas más efectivas de atacar o desarmar a los virus. Sin embargo, e independientemente de estos resultados, el sabor de la incógnita aún queda presente: ¿cuánto tardará en desatarse el siguiente virus y qué sucederá si la mortalidad o forma de transmisión es aún más potente?

La «Nueva Normalidad»

En México, en junio comenzamos con la denominada «nueva normalidad», un supuesto regreso gradual a nuestras actividades en medio de una curva sobre la que no sabemos a ciencia cierta en dónde estamos ubicados. En realidad, el interés detrás de estas acciones responde más a intereses económicos (y parece que incluso políticos) que por otra cosa.

Sin embargo, me llama la atención que muchas de las prácticas que vemos hoy en los negocios que están abriendo siempre debieron ser necesarias. Vemos divisiones de acrílico o de hule para proteger la comida o establecer barreras entre los clientes y los dueños. El gel antibacterial presente, junto con los tapetes con desinfectantes o jergas con cloro. El tiempo dirá si realmente los mexicanos nos aplicamos o lo echamos a saco roto, porque al menos en el arranque mucha gente salió a la calle y muchos sin protección. Esperemos que en la mayoría de los negocios estas medidas permanezcan después de la pandemia y se vuelvan la nueva norma. Sin bien por ahora son medidas extremas, un punto intermedio y razonable, que no eleve significativamente los precios para los consumidores nos vendría muy bien.

Difícil de creer

Uno de mis tíos falleció hace un mes. Según nos comentan, había ingresado unos quince días antes al hospital debido a problemas respiratorios (con antecedentes, según tengo entendido) y esa fue la última vez que su familia lo vio con vida. De tres pruebas, solo una parece confirmar que tuvo el virus. Por supuesto el dolor de la familia se multiplica al perder a un ser querido en tiempos de esta pandemia.

Luego desde mediados de mayo a la fecha, alrededor de diez personas entre conocidos y cercanos en mi colonia parecen haber adquirido el virus. El procedimiento común parece ser acudir al médico y al no encontrar un cuadro grave, se le manda a su casa para seguir un estricto aislamiento y se le prescriben medicamentos para combatir los síntomas. Ya varios se han recuperado y hasta ahora ninguno de ellos ha entrado en un caso crítico. Lo cierto es que nunca sabremos si fue o no coronavirus. Justo al momento de escribir estas líneas uno de ellos me confirma que le acaban de entregar los estudios que le realizaron a su familiar más grave, y el único por el que pagaron una prueba, y los resultados han salido NEGATIVOS, lo cual podría descartar al resto de los enfermos de su familia de haber tenido el virus (Por si fuera poco, el doctor les dice que el estudio a veces puede fallar, quizá para que no canten victoria).

Así que tenemos una enfermedad que en muchos casos se confunde con la gripe tradicional y que en otros hasta puede resultar atípica o sin síntomas. Esto y otros factores me hacen pensar en lo difícil que puede resultar a las autoridades correspondientes entregar estadísticas confiables y por qué, en parte, se les está criticando tanto. Es cierto que se ha vuelto un tema político, pero también existen cuestionamientos apartidistas y dudas sinceras y sobre todo válidas que merecen atención. Por otro lado, esto también hace fácil que la gente resulte incrédula o que se despierten todo tipo de teorías conspiratorias.

Inquebrantables

Un tema que abordo con frecuencia es que, ante la adversidad, si se pretende una victoria completa, no basta con salir de ella, se debe hacer sin amargarnos, sin dejar de ser felices durante y, sobre todo, después de ella. Esta situación nos está cambiando y poniendo a prueba hasta los límites. Las cifras de muertos continúan en aumento, el mundo entero está entrando en recesión y las revueltas parecen hundir a los gobiernos en caos. Pero no son solo las muertes o la economía. Me refiero a algo más profundo tanto como sociedad como a nivel individual. Hay molestia, desesperación y ansiedad. Y parece que el resto del año no dejará de poner a prueba nuestra capacidad de asombro. Tristemente algunos comienzan a quebrarse.

Por supuesto que saldremos diferentes y también habrá costos y sacrificios, pero ¿qué nos definirá después de esto? ¿será el dolor, la amargura, el temor y el odio? ¿o el optimismo, el amor, la empatía y la gratitud? Esta ya no es una carrera de velocidad, sino de aguante y de voluntad.